Peter Watson: Historia intelectual del siglo XX (II)
Por Carlos Darío Sousa S*
De la primera parte “De Freud a
Wittgenstein. El sentido de un principio”, destaco “La mente práctica de los
EEUU”, pues se refiere a los cambios que se produjeron en sus universidades. Si
hacemos un recuento al azar, de los países con esos centros de estudio, nos
vamos a asombrar. China contaba con cuatro; en África subsahariana había
cuatro; Australia con cuatro; Nueva Zelandia con una; Rusia, diez.
Hasta el siglo XX, las
instituciones estadounidenses de enseñanza superior, eran más escuelas que
universidades implicadas en los adelantos del conocimiento.
La primera persona que concibió
una universidad moderna tal como la conocemos, fue Charles Eliot, catedrático
de química en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, y que fue nombrado
Rector de Harvard. A su llegada, el centro contaba con 1,050 estudiantes y 59 profesores.
Cuando se jubiló en 1909, el número de estudiantes se había multiplicado por 4
y el de profesores, por diez. La importancia de Eliot, no radica en las cifras.
Cambió los planes de estudio que había heredado y que contaba con las
limitaciones propias de una universidad de humanidades. Construyó escuelas
profesionales superiores y las convirtió en parte integrante de la universidad.
Promocionó los estudios de postgrado y creó el modelo que luego seguirían las
demás universidades estadounidenses.
Eliot siguió el sistema educativo
de enseñanza superior de habla germana, el mismo bajo el que se formaron Max
Planck (1858-1947, Físico fundador de la teoría cuántica. Premio Nobel de
Física en 1918). Max Weber (1864-1920. Historiador, politólogo, filósofo,
jurista, sociológo, economista). Richard Strauss (1856-1939. Psicoanálisis,
neurocirugía, medicina, psiquiatría, intelectual). Albert Einstein (1879-1955.
Teoría de la relatividad. Efecto fotoeléctrico. Premio Nobel de Física, 1923).
La fusión de las mejores
prácticas de Alemania y Gran Bretaña, supuso un gran cambio, una respuesta
pragmática a la situación en que se encontraban las universidades del país al
despuntar el siglo. Y el pragmatismo fue una tendencia bien marcada en el
pensamiento de los Estados Unidos. Estos no dependían del dogma o la ideología
europeos, sino de su propia “mentalidad”; gozaba de la oportunidad de
seleccionar lo mejor del mundo viejo y evitar el resto, y supieron sacar buen
provecho de dicha situación.
Uno de los cambios más
importantes, fue la creación en 1908, de la Escuela Superior de Administración
de Empresas para Licenciados. Concebida como centro de postgrado, producto de
la crisis del mercado bursátil del 1907, que puso de relieve la necesidad de
hombres de negocios mejor formados.
Harvard creó su propia definición
de comercio: “Creación de bienes para venderlos de manera decente y obtener
beneficios”. Definición que tenía dos actividades básicas: la producción o
fabricación de los bienes, y la comercialización o mercadotecnia (marketing),
el acto de distribuirlos. Como no existían manuales sobre estas disciplinas,
los profesores centraron su atención en los empresarios y las empresas, y
desarrollaron el sistema de Harvard, basado en los estudios de casos prácticos.
Además de la fabricación y distribución, había una asignatura dedicada al
Manegement científico, de Federico Winslow Taylor (1856-1915). Este ingeniero
mecánico y economista, es considerado padre de la Administración Científica.
Basándose en estudios analíticos sobre tiempos de ejecución y remuneración del
trabajo, pudo determinar científicamente, trabajos estándar, crear una
revolución mental y un trabajador funcional. Sus principios son los siguientes:
Estudios de tiempos; Estudios de movimientos; estandarización de herramientas;
departamento de planificación de ventas, principio de administración por
excepción; tarjeta de enseñanza para trabajadores; reglas de cálculo para el
corte del metal y el acero; métodos de determinación de costos; selección de
empleados por tareas e incentivos si se termina el trabajo a tiempo.
Hacer una referencia completa del
contenido del libro de Watson, puede darnos una visión completa, no absoluta,
de los temas que plantea. Podemos hablar desde la teoría de la relatividad,
como hemos referido, hasta el descubrimiento del ADN, hablar de Spengler y su
“Decadencia de Occidente”, de Eliot y su “Tierra Baldía” (Abril es el mes más
cruel, hace brotar lilas en tierra muerta). Del nacimiento de la BBC, del
Círculo de Viena, de la Idea del Progreso, de Freud, del Cine Mudo y del Cine
hablado, de Rienfenstahl (Los documentales El Triunfo de la Voluntad y
Olympia), de Hitler, de Turing (Padre de la Computadora y precursor de la
informática), de Mannheim, de Popper, de Fermi, del Proyecto Manhattan, Sartre,
Nobokov, de la “Igualdad, Libertad y Justicia en la Gran Sociedad”, del Cielo y
la Tierra, “De la Idea más Grande que ha existido nunca” –las huellas
dactilares genéricas-, la no ficción frente a la ficción, la guerra de las culturas,
o “Del profundo orden del caos”, para terminar con el Internet y de la
singularidad de Stephen Hawking.
Todo recomendable, incluyendo
sacar tiempo para leerlo.
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