5 de junio de 2016

EXPRESIONES

De un solo lado
Por Tomás Aquino Méndez
De un solo ladoTal parece que para ser “sociedad civil” la condición, SINE QUA NON es ser totalmente adverso a quienes gobiernan. En este momento de cuestionamiento electoral, es como si los casi tres millones que depositaron sus votos por Danilo Medina fuesen invisibles.
Esa “sociedad civil”, que recibe apoyo de gobiernos extranjeros, no entiendo por qué sólo valida los votos depositados por una parte de los participantes en el proceso. Yo entiendo que quien es capaz de recibir en su jurisdicción o en todo el país el respaldo de más del 50% de los votantes,
no puede ser desconocido. Se habla de huelga, de paros, de protestas para desconocer candidaturas del partido gobernante y pedir la anulación del proceso y eso es avalado por la “sociedad civil”.
Sin embargo, nada se habla de otros “ganadores” en el mismo proceso y con los mismos votos y reglas. Tal parece que sólo unas boletas fueron buenas y los demás desechables. Otra muestra de la “independencia” de esa “sociedad civil” es cómo “descalifican” a personas ante la proximidad para escoger nuevos miembros de la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral. Alegan que los que tienen cercanía con políticos o legisladores del partido de gobierno no deben ocupar puestos en Altas Cortes. Esa sociedad civil,“independiente” no quiere que se “politicen” esos organismos. Pero quiere que se “escojan” los candidatos propuestos por ellos, que, claro, tienen afinidad con partidos diferentes al de los senadores-politicos.
Los que ellos sugieran solo responderán a los intereses de esa “sociedad civil”, sustentada economicamente por organismos externos. La misma sociedad que tiene como principal vocera a la esposa de un alto dirigente político. No entiendo cómo un senador que obtuvo el voto de 100 mil ó 400 mil ciudadanos no pueda sugerir a un miembro para la JCE o el TSE, y en cambio alguien por sólo “dirigir” un organismo de 12 personas sí puede hacerlo. Me defino defensor de la pluralidad.
Creo en el derecho de las minorías. Pero, fundamental y principalmente, me adhiero al poder de las mayorías. Claro, hay que escuchar a las minorías, aunque evidentemente los menos no pueden pretender aplastar o imponerse a los más. Llegado el momento de los cambios en las Altas Cortes no se puede acceder a presiones o chantajes demagógicos. Tambien hay que exigir a los que detentan el poder que no traten de imponer su mayoría de forma avasallante.
Lo que esperamos es que a la hora de escoger, seleccionen a ciudadanos capaces, honestos y responsables.

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