3 de mayo de 2016

EDITORIAL HUÉPED

No juguemos al "jaque mate" electoral (Listín Diario)
Resultado de imagen para listin diarioArrojar dudas sobre la Junta Central Electoral a doce días de las elecciones generales, cuando ha sido estricto e impecable el cumplimiento de la logística y las formas legales para su montaje, es un ejercicio político imprudente y peligroso.
Todo un esfuerzo de años para depurar el padrón electoral, instalar el sistema de verificación de votantes y escrutinio electrónico de los votos, dotar de cédulas con tecnología biométrica a los electores, no puede ser objeto de descrédito para restarle a la JCE su capacidad rectora del proceso.
Magnificar unas insignificantes deficiencias en la prueba del sistema de conteo como si se tratara de un problema general insalvable, poniendo en duda las garantías que la propia JCE ha dado sobre la fiabilidad del mecanismo de escrutinio, es crear inquietudes innecesarias cuando se percibe una mayoritaria inclinación de los ciudadanos a acudir a las urnas para legitimar la elección de los candidatos presidenciales, congresionales y municipales.
La controversia que se ha generado sobre si el conteo de los votos debe ser manual o electrónico ha sido aprovechada por sectores políticos para crear la sensación de que se maquina un fraude, pasando por alto, al parecer adrede, el dato de que la ley electoral no establece taxativamente que tal conteo sea “manual” y sí faculta al organismo al uso de las tecnologías electrónicas, para cuya licitación y pruebas de los equipos fueron consultados a su debido tiempo.
Unas elecciones legales y legítimas, libres y transparentes, se materializan en la medida en que todos los actores se ponen de acuerdo para respetar de arriba a abajo todo lo que manda la ley, y no dudamos de que con el actual nivel de comunicación y consultas que ha caraterizado el papel de la JCE y los partidos en los pasos precedentes cualquier maltentendido o dudas quede despejado.
Es lo que conviene al clima de paz social y de competencia electoral que hasta ahora ha prevalecido en el país y a nadie convendría azuzar fantasmas que pongan en riesgo esa estabilidad y nos conduzcan por el mismo camino que atraviesan hoy algunos países latinoamericanos, sacudidos por crisis políticas y económicas que les impiden retomar las palancas del desarrollo y de la convivencia civilizada.
En estas elecciones se pone en juego el destino nacional y el único que decide cómo hacerlo y ejecutarlo es el pueblo mismo, confiando su arbitraje a una JCE que en los últimos años ha demostrado control y firmeza en el cumplimiento de las obligaciones que la ley le asigna y de cuya conformidad dan cuenta, a menudo, los sondeos que se realizan entre los ciudadanos para medir sus expectativas ante el crucial compromiso del día 15 y su confiabilidad en el organismo electoral.
No podemos, por tanto, jugar al jaque mate del proceso justo ya en su etapa final, con denuncias o insinuaciones que apuntan a la pretención de desvanecerlo o interrumpirlo.
 Sería una estúpida y aventurera trama contra la democracia.

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