Por Rosario Espinal
Los principales partidos
dominicanos se están desarticulando uno a uno. El PRSC se ha dividido varias
veces, y el PRD se dividió en dos, originándose el PRM. Para ser competitivo en
esta contienda electoral, el PRM enfrenta inmensos desafíos propios, y uno en
particular.
No es fácil articular un partido en corto tiempo aunque muchos de sus dirigentes sean viejos perredeístas. Los partidos, además de activistas y operadores políticos, necesitan forjar conexión con la sociedad, generar
El PRM
nació con dos facciones internas no del todo armonizadas: la de Hipólito Mejía
y Luis Abinader. Compaginar los intereses de facciones es siempre difícil en un
partido político, y más aún en uno en construcción. En este caso, la situación
se complica por la proclividad al éxodo con un PRD con recursos, que trabaja
activamente para llevar votos perredeístas al PLD.
Para desafiar
la candidatura oficialista de Danilo Medina, el PRM necesitaría captar todos
los votos perredeístas (el 47% que obtuvo Hipólito Mejía en el 2012). Es la
única estrategia que auguraría éxito; es su reto mayor. En eso está en
competencia con el PRD.
El PRM se
alió al PRSC, que no tiene una cantera importante de votos porque ese partido
colapsó electoralmente. Por ahí no hay posibilidades de crecimiento Producto de
esa alianza, más crecerá nominalmente el PRSC, porque muchos perremeístas
depositarán su voto en la casilla #3 sin saber que están beneficiando al PRSC.
Es decir, la colocación de la foto de Luis Abinader en la casilla #3 hace que
los votos perremeístas se dividan entre el PRM y el PRSC, y los reformistas se
atribuirán como propios todos los votos en su casilla. Además, la alianza con
el PRSC aleja al PRM de hacer una oferta nueva y creíble a la sociedad
dominicana, porque casi nadie en este país asocia el PRSC con novedad, ni
anti-corrupción, ni justicia social.
El PRM no
pudo forjar una alianza con los segmentos políticos de propuestas más
progresistas. Guillermo Moreno y Minou Tavárez Mirabal optaron por llevar
candidaturas propias. Esos votos de oposición no irán a la cantera perremeísta.
Lo planteo simplemente como una cuestión de matemática electoral, no de
reclamación ni culpabilidad.
Luis
Abinader y Carolina Mejía tienen que compensar con su juventud la limitada
experiencia político-partidaria. Ambos provienen de familias políticas, pero
ninguno ha ocupado una posición electiva. Tienen el potencial de éxito con una
base electoral que heredan del PRD, pero les toca ahora recomponerla y
dinamizarla, y evitar que el PRD se lleve una gran parte a apoyar el PLD. Para
eso, el PRM necesita, además de recursos, mejor asesoría y mejor estrategia.
Los
votantes no son infinitos. Para el PRM acercarse al 50% tiene que aglutinar
todos los votos perredeístas, porque las otras franjas de oposición van por
cuenta propia, y no se avizora un fuerte desmembramiento de votantes del PLD
que pasen a la oposición.
Si el PRM
logra agrupar y dinamizar los votantes perredeístas, sus números mejorarán en
las próximas semanas. Si no, aparecerá en lo que resta de campaña como un
partido estancado o a la deriva.
En estas
elecciones se juega el posicionamiento del PRM en el sistema de partidos
dominicano. Ese posicionamiento se medirá no tanto por un triunfo electoral el
15 de mayo próximo, sino por su capacidad o no de aglutinar los votos
perredeístas. Ahí está su cantera de votantes y su reto mayor.
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