14 de marzo de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 14 de marzo, 2016)

La Política en Tiempos de Indignación

Por Carlos Darío Sousa S.*

Daniel Innenarity, Bilbao, 1959,  publica el libro que lleva ese sugestivo título, Galaxia de Gutenberg, 2015, que sigue la línea de otro de sus libros, La Sociedad Invisible, premio Espasa de Ensayos, 2004, pero en aquel avanza en su análisis de la sociedad actual, en la que “Los años de la crisis han llenado las calles de manifestantes indignados (como el llamado 15-M, iniciado en Madrid) y han sido un revulsivo que ha dado lugar a nuevos movimientos
sociales, incluso a nuevos partidos.

Innenarity es catedrático de Filosofía Política y Social, investigador “Ikerbasque” (Fundación Vasca para las Ciencias) en la Universidad del País Vasco y director de su Instituto de Gobernanza Democrática.

En el prólogo: “la política y sus enemigos”, Josep Ramoneda dice que este libro es como un ejercicio para “entender mejor la política”, combatiendo los argumentos de quienes quieren destruirla. Dice el prologuista: “Entiendo por cultura de la indiferencia la apolítica, la banalización de la palabra, el desprecio al otro (le negamos el derecho a la indiferencia, le señalamos como diferente, para tratarlo con indiferencia) y el desprecio por los perdedores.

Ramoneda dice esto. ”Los partido políticos no están cumpliendo con tres de sus funciones principales: la representación, la selección de cuadros competentes para gobernar, y el reconocimiento de los ciudadanos como sujetos políticos”.

Recuerda Ramoneda, que para Innenararity “La política es palabra. Hablar a los ciudadanos es la primera señal de respeto. No hay nada más antipolítico que la consigna <hechos no palabras>. Es la claudicación de la política. La palabra para comunicar con la ciudadanía y para reconocerle a ésta su voz, la palabra para abrir expectativas de futuro y transformar las situaciones en oportunidades”.

De la Introducción destacamos lo siguiente: “En la Grecia clásica el idiotés era quien no participaba en los asuntos públicos y prefería dedicarse únicamente a sus intereses privados. Pericles deploraba que hubiera en Atenas indiferentes, idiotas, que no se preocupaban por aquello que a todos nos debe concernir”. “Si hiciéramos hoy una apresurada taxonomía de la idiotez en política, deberíamos comenzar por aquellos que quieren destruirla. Se desmantela lo público, los mercados tienen más poder que los electorados, las decisiones que nos afectan son adoptadas sin criterios  democráticos, no hay instituciones que articulen la responsabilidad política”. “Existe un segundo tipo de idiotas políticos, y son los que tienen una actitud indiferente hacia la política, que acaban siendo el aliado inconsciente  de quienes consideran que la política es un espinoso obstáculo para sus sacrosantas intenciones de no dejar nada en paz.

Ya entrando en el contenido de sus capítulos, leemos “Viejos y nuevos sujetos políticos”. En este leemos, “Las transformaciones políticas, sean de tipo revolucionario o evolutivo, modifican tres clases de asuntos: los sujetos, los temas o las condiciones. Hay cambios políticos que se deben a que cambian los sujetos a los que se considera legitimados para protagonizar que la política sea hecha por unos y no por otros, por una cierta clase social y no por todos, por el Estado y no por la sociedad civil”.

“En otros casos, el cambio tiene lugar porque se altera el conjunto de temas sobre los que se debate o se gobierna, de manera que unos asuntos dejan de ser importantes y otros se sitúan en el centro del debate público o de las prioridades de gobierno”.

“El tercer conjunto de modificaciones tiene que ver con el hecho de que cambian las condiciones dentro de las cuales  se lleva a cobo la política, los tiempos se aceleran y los espacios se abren, porque ciertas tecnologías por las redes alteran las reglas del juego, de manera que el gobierno, lo público, la soberanía o los límites, se convierten en algo bien distinto.

“Una sociedad es democráticamente madura hasta que no deja de reverenciar a sus representantes y administra celosamente su confianza en ellos”.

“Que la política suela terminar frecuentemente en manos de una casta que renueva poco, y ese es uno de los principales reproches que dirigimos a los partidos políticos”.

Vemos lo que nos dice en “La función de los expertos en una democracia”. La política es una ocupación inconcreta para la que se necesita capacidad de juicio, visión de conjunto prudencia, intuición, sentido del tiempo y la oportunidad, capacidad de comunicación, disposición a tomar decisiones para las que no hay certeza completa”

“La democracia es un sistema político que hace intervenir a los expertos en el, proceso de toma de decisiones pero se resiste a dejarlo todo en sus manos, a sustituir".

Innenarity nos habla del final de los partidos políticos, pues al desideologilizarse y personalizarse  crean un mercado electoral amorfo al que hay que sumar una construcción mediática de su imagen. Esa transformación que ha sufrido los partido políticos los aleja de la realidad social, por eso la distancia entre los ciudadanos y los partidos políticos ha aumentado, al mismo tiempo han disminuido las diferencias entre ellos.

Uno de los temas interesante es el que refiere al “Discurso político”. “La política es una forma de hacer cosas con palabras. Frente a quienes han sospechado, de la retórica y suponen un engaño perverso en cualquier forma de teatralización política, hay que recordar que la democracia es impensable fuera de ese espacio contradictorio de pública discusión que configuramos con nuestras palabras y nuestros gestos”.

El valor de la democracia consiste precisamente en que permite a los ciudadanos cambiar de opinión y de dirigentes, sin necesidad de poner en cuestión el orden político en su conjunto.

En la retórica y las ideologías hay una vieja sospecha frente a la elocuencia que como un arte innecesario, embaucador y engaños en el peor de los casos.

Platón formuló la versión más irreconciliable  del antagonismo entre el poder y la verdad, al considerar que la política democrática prefiere sistemáticamente la popularidad a la verdad. El temor a los demagogos alimenta desde antiguo una desconfianza generalizada hacia la política, como si el arte de gobernar no fuera más que la capacidad de engañar a los demás y el ejercicio del poder estuviera irremediablemente unida a la mentira.      


PS: Cuando estaba a punto de terminar este artículo, recibí una noticia de esas que hacen daño: Mateo Aquino Febrillet había sido asesinado. A Mateo me lo presentó Sucre Muñoz a la salida del desaparecido Restaurant El Curro. Desde entonces mantuvimos una muy buena  relación de amistad. Fui parte de su círculo, con otros profesores y profesoras, de apoyo en el CURSO a sus aspiraciones a dirigir nuestra Universidad. Quizás el título de este artículo pueda reflejar mi indignación frente a este crimen sin sentido y la verdad, no es la política, son los seres humanos y su falta de cultura democrática. Hemos aprendido multitud de cosas, pero no hemos aprendido a vivir con las diferencias. Descansa en Paz Mateo.    

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