31 de enero de 2016

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 1 de febrero, 2016)

Mi Lucha (Mein Kampf)

Por Carlos Darío Sousa S.*

Adolfo Hitler produjo “Mi Lucha” (Mein Kamp) estando en la prisión de Landsberg,  en el estado de Baviera, en el año 1924, a raíz  del “Putsch de la Cervecería”, o “Putsch de Múnich”, entre el 8 y el 9 de noviembre de 1923, cuyo fin era tomar el control del gobierno estatal y luego marchar sobre Berlín para derrocar el gobierno federal, seguramente siguiendo el ejemplo de Mussolini y su marcha sobre Roma.

El libro que tengo fue editado en Castellano por ediciones “Más Allá”, de Santiago de Chile, en 1937. Tiene un sello que muestra que fue comprado en la Librería Dominicana, de la calle Mercedes Nº 49, de Ciudad Trujillo.

En el libro, Hitler plasma lo que fueron sus ideas y sus creencias sobre diferentes asuntos de la vida política alemana y de Europa, sobre todo exponiendo las bases para superar lo que se llamó “complejo de Sigfrido” o de una nación que fue vencida por la traición y el engaño y no en el campo de batalla en noble lucha. Está dividido en dos partes. La primera consta de XII capítulos y fue escrito en la cárcel y montado por Rudolf Hess. La segunda parte tiene XV capítulos y fue redactado alrededor del año 1927, luego de su salida de la cárcel.

El libro tiene un prefacio del autor y al final, el “manifiesto oficial del partido sobre la posición del N.S.D.A.P. (en Castellano Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, o Nacionalsocialista) con respecto a la población campesina y a la agricultura, donde examinan exhaustivamente cual es la situación real de los mismos. 

Hitler captó e hizo suyo el concepto de que frente a una idea, no basta una simple demostración de fuerza, sino que debe ser combatida con la ayuda de otra idea mucho más sugestiva: “Todo intento de combatir una ideología mundial con los medios que proporciona la fuerza, está condenada al fracaso final, mientras no se considere que la lucha es una forma ofensiva para un nuevo enfoque espiritual. Sólo en la lucha entre dos ideología mundiales puede utilizarse el arma de la fuerza bruta, constante y sin contemplaciones, que resultará decisiva para el bando que la emplee”.

En Mi Lucha, sostuvo la opinión de que a la masa debe demostrársele un solo enemigo, porque el conocimiento de varios sólo despierta la duda, y con razón se ha señalado que este principio poseía, sobre todo, validez para él mismo. (J. Fest Hitler, una Biografía. 2006).

Podemos hacer un extracto de temas tratados en el libro, no necesariamente exhaustivo por razones de espacio, pero destacando los que consideramos más importantes. Antisemitismo. Fascismo. Corporativismo. Nacionalismo. Pangermanismo. Racismo (Eugenesia).  Espacio Vital. Anticapitalismo. Anticomunismo. Negación de la democracia (sin Partidos Políticos ni sindicatos). Creencia en un Líder.

Voy darles unos ejemplos del contenido.

Capítulo VI. Propaganda de guerra: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel intelectual a la capacidad receptiva del menos inteligente de los individuos a quienes se desee vaya dirigida. De esta suerte, es menester que la elevación mental sea tanto menor cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar”.  “La capacidad receptiva de las multitudes es sumamente limitada, y su comprensión escasa; por otra parte, tienen ellas una gran facilidad para el olvido. Así las cosas, fuerza será que toda propaganda, para que sea eficaz, se limite a muy pocos puntos, presentándolos en forma de gritos de combate, hasta que el último hombre haya interpretado el significado de cada uno. Si se sacrifica este principio al deseo de presentar la propaganda bajo múltiples aspectos, esta perdería su efecto, ya que la muchedumbre resulta impotente para digerir y asimilar el material que se le ofrezca. Además se debilitará y acabará perdiendo su eficacia”

Capítulo VI (De la segunda parte), La Lucha en los primeros tiempos: importancia de la oratoria. ”Supongamos que un orador observa que su auditorio no le comprende; pues aclarará sus conceptos en una forma tan sencilla y elemental, que nadie dejará de interpretarle; si advierte que sus oyentes son incapaces de seguir el hilo de su discurso, pues reconstruye lenta y cuidadosamente sus ideas para que las entienda hasta el menos inteligente; y, también, cuando notare que el público ni da pruebas de convencerse del acierto de los argumentos, podrá repetir estos una y otra vez, ilustrarlos con nuevos ejemplos y replicar a las mudas objeciones del concurso; y así proseguirá hasta que el último reducto de la oposición la manifieste con su conducta y con las expresiones que ha capitulado, al fin, ante los razonamientos reunidos para demostrar el caso”.

“La fuerza que le dio al marxismo su asombroso poder sobre las muchedumbres, no consiste en la obra constitutiva escrita y preparada por intelectuales judíos, sino en el formidable diluvio de propaganda oral que esta teoría descargó sobre la multitud en el curso de los años”.
 
Por supuesto el partido Nacional-Socialista y el libro de Hitler no son suficientes para llevar a Alemania primero a la dictadura y luego a la guerra. Fue necesario controlar todos los medios de comunicación y para eso se encargó Joseph Goebbels, quien creó la siguiente guía: 1.- Principio de simplificación y del enemigo único; 2.- Principio del método de contagio. (Reunir diversos adversarios en una sola categoría); 3.- Principio de transposición. (Cargar sobre el adversario los propios errores); 4.- Principio de la exageración y desfiguración. 5.- Principio de la vulgarización; 6.- Principio de la orquestación (Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad); 7.- Principio de renovación (Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos); 8.- Principio de la verosimilitud (Construir argumentos a partir de fuentes diversas); 9 Principio de la silenciación (Acallar cuestiones sobre las que no se tienen argumentos); 10 Principio de la transfusión (Difundir argumentos que pueden arraigar en actitudes primitivas); 11 Principio de la unanimidad (Convencer a mucha gente que piensa como todo el mundo, creando la falsa impresión de unanimidad). María Martínez. Adolf Hitler. 2008.

El libro es importante, pues nos permite conocer al autor y su conducta, lo que pensaba y lo que pretendía. Es una obra programática o plan de acción a llevar a cabo por su partido. También señala lo que pensaba de la Primera Guerra Mundial y el  “Tratado de Versalles” que obligaba a Alemania y sus aliados a reconocer toda responsabilidad en la Gran Guerra, por lo que no solamente tuvo que pagar enormes indemnizaciones a los estados vencedores y realizar importantes concesiones territoriales.

Esa situación contribuyó sobre manera a su ascenso al poder, y creía que el Tratado era demasiado duro, es por eso que en Mi Lucha sostenía que “en la opresión del Tratado y el descaro de sus demandas, se encuentra la mayor arma de propaganda para el renacimiento de un espíritu nacional”.


Como información final que no deja de ser anecdótico o de un gran significado, el Furgón o Vagón de tren donde se firmó el Tratado de Versalles y la rendición de Alemania, fue el mismo en el que se firmó ahora la rendición de Francia. Hitler humillaba de esta forma a los franceses o si se quiere, en términos nuestros, se la desquitaba.

*El autor es catedrático universitario.-

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