Mi Lucha (Mein Kampf)
Por Carlos Darío Sousa S.*
Adolfo
Hitler produjo “Mi Lucha” (Mein Kamp) estando en la prisión de Landsberg, en el estado de Baviera, en el año 1924, a
raíz del “Putsch de la Cervecería”, o
“Putsch de Múnich”, entre el 8 y el 9 de noviembre de 1923, cuyo fin era tomar
el control del gobierno estatal y luego marchar sobre Berlín para derrocar el
gobierno federal, seguramente siguiendo el ejemplo de Mussolini y su marcha
sobre Roma.
El libro que tengo fue editado en Castellano
por ediciones “Más Allá”, de Santiago de Chile, en 1937. Tiene un sello que muestra que fue
comprado en la Librería Dominicana, de la calle Mercedes Nº 49, de Ciudad
Trujillo.
El
libro tiene un prefacio del autor y al final, el “manifiesto oficial del
partido sobre la posición del N.S.D.A.P. (en Castellano Partido Nacional
Socialista Obrero Alemán, o Nacionalsocialista) con respecto a la población campesina
y a la agricultura, donde examinan exhaustivamente cual es la situación real de
los mismos.
Hitler
captó e hizo suyo el concepto de que frente a una idea, no basta una simple
demostración de fuerza, sino que debe ser combatida con la ayuda de otra idea
mucho más sugestiva: “Todo intento de
combatir una ideología mundial con los medios que proporciona la fuerza, está
condenada al fracaso final, mientras no se considere que la lucha es una forma
ofensiva para un nuevo enfoque espiritual. Sólo en la lucha entre dos ideología
mundiales puede utilizarse el arma de la fuerza bruta, constante y sin contemplaciones,
que resultará decisiva para el bando que la emplee”.
En Mi
Lucha, sostuvo la opinión de que a la masa debe demostrársele un solo enemigo,
porque el conocimiento de varios sólo despierta la duda, y con razón se ha
señalado que este principio poseía, sobre todo, validez para él mismo. (J. Fest
Hitler, una Biografía. 2006).
Podemos hacer un extracto de temas tratados en
el libro, no necesariamente exhaustivo por razones de espacio, pero destacando
los que consideramos más importantes. Antisemitismo. Fascismo. Corporativismo.
Nacionalismo. Pangermanismo. Racismo (Eugenesia). Espacio Vital. Anticapitalismo. Anticomunismo.
Negación de la democracia (sin Partidos Políticos ni sindicatos). Creencia en
un Líder.
Voy
darles unos ejemplos del contenido.
Capítulo
VI. Propaganda de guerra: “Toda
propaganda debe ser popular, adaptando su nivel intelectual a la capacidad
receptiva del menos inteligente de los individuos a quienes se desee vaya
dirigida. De esta suerte, es menester que la elevación mental sea tanto menor
cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar”. “La capacidad receptiva de las multitudes es
sumamente limitada, y su comprensión escasa; por otra parte, tienen ellas una
gran facilidad para el olvido. Así las cosas, fuerza será que toda propaganda,
para que sea eficaz, se limite a muy pocos puntos, presentándolos en forma de
gritos de combate, hasta que el último hombre haya interpretado el significado
de cada uno. Si se sacrifica este principio al deseo de presentar la propaganda
bajo múltiples aspectos, esta perdería su efecto, ya que la muchedumbre resulta
impotente para digerir y asimilar el material que se le ofrezca. Además se
debilitará y acabará perdiendo su eficacia”
Capítulo
VI (De la segunda parte), La Lucha en los
primeros tiempos: importancia de la oratoria. ”Supongamos que un orador observa
que su auditorio no le comprende; pues aclarará sus conceptos en una forma tan
sencilla y elemental, que nadie dejará de interpretarle; si advierte que sus
oyentes son incapaces de seguir el hilo de su discurso, pues reconstruye lenta
y cuidadosamente sus ideas para que las entienda hasta el menos inteligente; y,
también, cuando notare que el público ni da pruebas de convencerse del acierto
de los argumentos, podrá repetir estos una y otra vez, ilustrarlos con nuevos
ejemplos y replicar a las mudas objeciones del concurso; y así proseguirá hasta
que el último reducto de la oposición la manifieste con su conducta y con las
expresiones que ha capitulado, al fin, ante los razonamientos reunidos para
demostrar el caso”.
“La fuerza que le dio al marxismo su
asombroso poder sobre las muchedumbres, no consiste en la obra constitutiva
escrita y preparada por intelectuales judíos, sino en el formidable diluvio de
propaganda oral que esta teoría descargó sobre la multitud en el curso de los
años”.
Por
supuesto el partido Nacional-Socialista y el libro de Hitler no son suficientes
para llevar a Alemania primero a la dictadura y luego a la guerra. Fue
necesario controlar todos los medios de comunicación y para eso se encargó
Joseph Goebbels, quien creó la siguiente guía: 1.- Principio de simplificación y del enemigo único; 2.- Principio del
método de contagio. (Reunir diversos adversarios en una sola categoría); 3.-
Principio de transposición. (Cargar sobre el adversario los propios errores); 4.-
Principio de la exageración y desfiguración. 5.- Principio de la vulgarización;
6.- Principio de la orquestación (Si una mentira se repite suficientemente,
acaba por convertirse en verdad); 7.- Principio de renovación (Hay que emitir
constantemente informaciones y argumentos); 8.- Principio de la verosimilitud
(Construir argumentos a partir de fuentes diversas); 9 Principio de la
silenciación (Acallar cuestiones sobre las que no se tienen argumentos); 10
Principio de la transfusión (Difundir argumentos que pueden arraigar en
actitudes primitivas); 11 Principio de la unanimidad (Convencer a mucha gente
que piensa como todo el mundo, creando la falsa impresión de unanimidad). María
Martínez. Adolf Hitler. 2008.
El
libro es importante, pues nos permite conocer al autor y su conducta, lo que
pensaba y lo que pretendía. Es una obra programática o plan de acción a llevar
a cabo por su partido. También señala lo que pensaba de la Primera Guerra
Mundial y el “Tratado de Versalles” que
obligaba a Alemania y sus aliados a reconocer toda responsabilidad en la Gran
Guerra, por lo que no solamente tuvo que pagar enormes indemnizaciones a los
estados vencedores y realizar importantes concesiones territoriales.
Esa
situación contribuyó sobre manera a su ascenso al poder, y creía que el Tratado
era demasiado duro, es por eso que en Mi Lucha sostenía que “en la opresión del
Tratado y el descaro de sus demandas, se encuentra la mayor arma de propaganda
para el renacimiento de un espíritu nacional”.
Como
información final que no deja de ser anecdótico o de un gran significado, el
Furgón o Vagón de tren donde se firmó el Tratado de Versalles y la rendición de
Alemania, fue el mismo en el que se firmó ahora la rendición de Francia. Hitler
humillaba de esta forma a los franceses o si se quiere, en términos nuestros,
se la desquitaba.
*El autor es catedrático universitario.-
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