Por Vinicio López
La Organización Mundial de la Salud define el ahogamiento como un proceso en que se sufre dificultad respiratoria como consecuencia de la sumersión o inmersión en un líquido. Alrededor del 1% de todas las muertes en el mundo se deben a asfixia por inmersión. Especialmente para estas vacaciones de la Semana Mayor deben ser tomados en cuenta los principales factores de riesgos, entre los cuales citamos el sexo masculino, ser menor de 14 años, alcoholismo, drogadicción, bajos niveles educativos, conducta temeraria y falta de supervisión en la vigilancia de los niños, y de personas con epilepsia que pueden ahogarse al padecer crisis convulsivas en medio de ríos, piscinas o playas de mar.
Es importante que en los balnearios y piscinas existan salvavidas y/o rescatistas entrenados para actuar según la gravedad del caso. En víctimas inconscientes debe aplicarse cuanto antes las técnicas de reanimación cardiopulmonar dentro del agua misma si es posible, priorizando viabilizar las vías respiratorias para que pueda entrar el oxígeno que debe ser suministrado. Esto incluye limpieza de restos alimenticios si se ha producido vómitos, retirar prótesis dentarias si las hubiere o cualquier cuerpo extraño que pueda causar obstrucción.
Es bueno recordar que en el manejo del ahogamiento existen algunas diferencias entre los efectos por agua salada y los efectos producidos por el agua dulce, así como los efectos químicos adicionales como consecuencia de aguas contaminadas. Los expertos conocen muy bien esos detalles. En todo caso lo mejor es tomar las medidas preventivas de lugar.
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